Cien años de conexión: arte contemporáneo y memoria de Telefónica


Miradas que comunican

ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA

C/ Fuencarral, 3. Madrid

Del 11 de junio de 2024 al 12 de enero de 2025

Artistas de la exposición: La Fura dels Baus, Eugènia Balcells, Cabosanroque, Daniel Canogar, Nuria Giménez y Isidoro Valcárcel Medina.


Por: Victoria Posada.


Aunque sumamente institucional y centrada en sí misma, la exposición que celebra los cien años de Telefónica incita con grandilocuencia una reflexión hacia las tecnologías obsoletas más recientes. Aquellos aparatos que conocieron nuestros padres y abuelos hoy son historia. Sin embargo, no es solo un homenaje al desarrollo tecnológico, sino a los cambios culturales y sociales que ha conllevado este período. 


"Miradas que comunican", presentada en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid, se erige como una admiración contemporánea a su propio centenario (1924-2024). Pero fiel a su prolífica historia, la sugestiva propuesta de Fundación Telefónica fue invitar a seis artistas con inmensa trayectoria a crear nuevas obras a partir de la reinterpretación de piezas del archivo histórico y documental de la compañía. Los creadores de La Fura dels Baus, Eugènia Balcells, el colectivo Cabosanroque, Daniel Canogar y Nuria Giménez recorrieron los depósitos que albergan más de 85,000 piezas de diversa tipología del patrimonio de Telefónica y escogieron elementos como teléfonos antiguos, repartidores, cables, fotografías y películas, entre otros, para realizar piezas de nueva creación. Completa la muestra una obra conceptual de Isidoro Valcárcel Medina, recuperada para la ocasión, “Conversaciones telefónicas” (1976).


La exposición recibe al público con "C0MUNIC4ND0", una obra en tres actos de La Fura dels Baus, dirigida por Pep Gatell. Esta instalación con tendencia escenográfica, explora los inicios, en los años 20, de las telecomunicaciones en España. A través de los primeros tendidos telefónicos, con postes ficticios y fotografías del archivo que cubren las paredes, este acto se centra en aquellas personas anónimas, celadores y técnicos del mantenimientos de las telecomunicaciones. En el centro de la sala se ubica un transmisor de onda corta que conectaba con América, al que han añadido ‘vasos parlantes’ en los que se oyen transmisiones de radio de la época. El tercer acto está protagonizado por una Rotary, aquella máquina que automatizaba las llamadas, montada como maqueta ya que la original sería mucho más grande, y dispuesta ‘al desnudo’ con elementos ‘gravitando’ a su alrededor.



Vista de "C0MUNIC4ND0", de La Fura dels Baus (2024).


La segunda sala, "El hilo conductor" de Eugènia Balcells, vincula el juego conceptual y metafórico del arte y la ciencia. El elemento escogido aquí es el cable de cobre, esencial en las telecomunicaciones durante más de un siglo. Balcells, pionera en el arte audiovisual, crea diferentes tramas tejidas con estos hilos metálicos y al mismo tiempo fusiona luz y sonido. Se proyectan sombras en el suelo y en la pared y se escuchan vibraciones electromagnéticas del espacio grabadas por la NASA, creando un ambiente en el que lo visible -los cables- y lo invisible -las ondas- evocan la transmisión de voces y simbolizan la conexión humana por medio de la tecnología.


Vista de "El hilo conductor", de Eugènia Balcells (2024).

La exposición continúa con una orquesta formada por 250 teléfonos de diversas épocas que despliega sus tonos característicos. El colectivo de artistas catalanes, Cabosanroque (Laia Torrents y Roger Aixut), crea  "Politonos", una obra que no solo resalta la evolución del diseño industrial, sino también la transformación de los sonidos que han acompañado nuestras comunicaciones, ofreciendo una experiencia que mezcla nostalgia y reflexión sobre la obsolescencia tecnológica. Crean una topografía de teléfonos terminales, en el que cada terminal representa una casa, reproduciendo así el mapa-territorio que Telefónica trazó al llegar a casi todos los hogares de España. La tecnología en esta obra está presente desde el principio pero entendiendo que no es un lenguaje en sí mismo, sino que es una herramienta al servicio de otra idea. Hackeando los terminales, los artistas crean una sinfonía de sonidos explorando las facultades musicales del teléfono a través de los politonos.



Vista de "Politonos", de Cabosanroque (2024).


La cuarta sala, "Diálogos en el tiempo" de Nuria Giménez propone un cambio de estilo, es una memoria audiovisual mediante la proyección de películas originales del archivo de Telefónica. Consta de cinco piezas dobles, en pantalla partida, que buscan generar un diálogo entre ellas resignificando su material. Las piezas están puestas en orden cronológico y van desde los años 20, con la construcción del edificio de Gran Vía 28, levantado entre los años 1926 y 1929, la dualidad del trabajo de campo y de ciudad, hasta los años 90, con una representación del rol de la mujer en la sociedad española a través del lenguaje publicitario y la película La Cabina (Antonio Mercero, 1972). Este diálogo audiovisual resalta cómo las narrativas mediáticas han moldeado nuestra percepción de la realidad, invitándonos a cuestionar el papel de los medios en la construcción de la memoria colectiva.



Vista de "Diálogos en tiempo", de Nuria Giménez (2024).


"Intervalos", de Daniel Canogar, ocupa la quinta sala y crea una instalación artística de grandes dimensiones creada con impulsos lumínicos proyectados sobre un repartidor y cableado recuperados de la central telefónica de Pacífico. Esa enorme estructura, en su momento, gestionaba el flujo de llamadas de numerosos barrios de Madrid sur. Canogar crea una instalación en la que una maraña de cables iluminados desde arriba simula impulsos eléctricos, semejantes a conexiones neuronales. La obra transforma este sistema obsoleto en una metáfora de la interconexión humana, sugiriendo que, al igual que las neuronas, dependemos de estas redes para compartir información.



Vista de "Intervalos", de Daniel Canogar (2024).


Por último, "Conversaciones telefónicas" de Isidoro Valcárcel Medina recupera una acción conceptual de 1973, donde el artista hizo llamadas aleatorias para informar a desconocidos de su nuevo número telefónico. Esta pieza, que en su momento exploraba la irrupción de la tecnología en la vida cotidiana, cobra nueva relevancia en la era digital, invitando a reflexionar sobre la privacidad y la conexión humana en tiempos de hiperconectividad. Se trata de una pieza de la colección de Telefónica, que cierra en tono irónico el recorrido dejando escuchar conversaciones absurdas y jugando con lo inesperado.



Vista de "Conversaciones telefónicas", de Isidoro Valcárcel Medina (1973).


"Miradas que comunican" es una exposición didáctica por donde se la mire, directamente vinculada a una revolución tecnológica que marcó el último siglo. Se puede apreciar el trabajo de artistas de renombre y consagrados que han tenido el lujo de trabajar con un archivo vastísimo y de gran valor histórico. Cada instalación aporta su propia perspectiva sobre cómo la tecnología ha transformado nuestras formas de comunicación, ofreciendo una experiencia estética interesante y bien ejecutada.


Aunque queda explícito su carácter institucional, "Miradas que comunican" presenta una reinterpretación creativa de los materiales escogidos y pone énfasis en celebrar la grandeza del archivo y el avance tecnológico dejando más de lado el debate social. Es un recorrido fascinante para explorar los hitos de las telecomunicaciones desde una óptica visual y conceptual, tomar conciencia de los cambios ocurridos en los últimos cien años y disfrutar de instalaciones que reflexionan sobre el impacto de las tecnologías en nuestras vidas.


Comentarios

  1. Muy bien, muy didáctica. Más que una crítica parece una visita guiada.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Acelerando ficciones perversas. “Fueled, Oasis, Fueled”, de Mónica Mays, en la Galería Pedro Cera

“Las flores más raras” de Eduardo Martín del Pozo, un jardín marchito en Galería F2

La catalización del silencio. La exposición “Jaume Plensa. Materia interior” en la Fundación Telefónica