Rutas Relacionales en la galería Lucía Mendoza: la mirada como posibilidad de cambio
Rutas Relacionales
Exposición comisariada por Javier Martín-Jiménez
Galería Lucía Mendoza. C/ de Bárbara de Braganza, 10. Madrid, España.
09. 2024- 07.2025
La galería Lucía Mendoza, reconocida por su compromiso con la sostenibilidad, abre un nuevo capítulo en su trayectoria con la exposición Rutas Relacionales, comisariada por Javier Martín-Jiménez con el acompañamiento curatorial de Blanca de la Torre.
Martín-Jiménez—comisario residente del Centro de Cultura Contemporánea de Condeduque en Madrid y miembro del consejo asesor del MACBA—exploró en proyectos anteriores la intimidad del espacio doméstico y la noción de autoría y originalidad (Bajo techo. Cuatro estadios de intimidad y Reproducción, repetición y reivindicación. Multiplicidad en el arte emergente español). Sin embargo, en esta ocasión, apuesta por un enfoque social con una exposición experimental que transforma la galería en un espacio de encuentro para la reflexión colectiva.
En esta propuesta, más de treinta artistas—entre ellos Josefina Guilisasti, Fritzia Irizar, Amanda Legórburu, Jenny Marketou, Luna Bengoechea, Jorge García, Pascal Hachem, Jimena Kato, Cristina Mejías y Estefanía Santiago—se unen para ensanchar horizontes y educar la mirada ante los grandes desafíos medioambientales, sociales y económicos que atraviesan nuestro presente. Desde el 12 de septiembre de 2024 hasta julio de 2025, las obras se irán rotando para generar diálogos y conexiones que planteen constantemente nuevos interrogantes.
Las obras de estos artistas irrumpen con belleza y creatividad, desafiándonos a mirar la realidad con esperanza en lugar de resignación. En esta muestra, el arte se convierte en el punto de partida para trazar rutas alternativas que transformen nuestra forma de coexistir y habitar el planeta.
En el ciclo de obras más reciente, se exhiben las propuestas de Karishma Chugani, Elena Lavallés, Bárbara Fluxá, Lara Salous, Cristina Garrido y Olalla Gómez, que exploran temáticas como la relación entre los textiles y la naturaleza, el impacto positivo de la entrada de agentes externos a nuevos territorios y la conexión entre culturas a través de rituales ceremoniales.
Detalle de Cortège, instalación de Karishma Chugani
La instalación de Karishma Chugani, Cortegè, conecta al espectador con manifestaciones culturales y religiosas de otros contextos a través de un espacio que es activado por el visitante con la luz de linternas. En una sala en penumbra, figuras fantásticas y mitológicas suspendidas en el aire, cobran vida al proyectarse en las paredes, creando un juego de sombras que pretende evocar un ritual simbólico. Sin embargo, a pesar de la música que envuelve la sala, no se percibe esa sensación de estar presenciando un cortejo que celebra la vida. La atmósfera no logra recoger al visitante y, aunque la propuesta es evocadora en concepto, la experiencia en el espacio carece de la fuerza necesaria para trasladar al espectador al lugar de comunión que parece buscar. Aun así, hay algo profundamente valioso en la reunión de estos seres de diferentes tradiciones y contextos culturales. La instalación logra trascender, por un instante, la narrativa de los relatos hegemónicos que han impuesto una única visión del mundo. En este sentido, Cortegè despierta preguntas esenciales: ¿cuántas veces nuestra percepción de las cosas se ve limitada por las imágenes preconcebidas que tenemos de la realidad? ¿Cuántas veces nos perdemos al otro por aferrarnos a visiones reduccionistas? Quizás, más que celebrar la vida en el ambiente ritual que propone, esta obra se transforma en un gesto silencioso que logra abrir fisuras en nuestra percepción, invitándonos a mirar más allá de lo conocido.
Al entrar en la galería, la pieza escultórica de Lara Salous, Borderless weave, hecha de resina y lana, sorprende por su crecimiento orgánico sin aparente límite, evocando la íntima relación que existe entre los tejidos y el mundo natural. La artista, nacida en Palestina, destaca el impacto del textil en nuestra historia como medio para el desarrollo, la protección, la adaptación al entorno y la expresión. En esta obra, el tejido regresa a su origen natural, subrayando que el cambio en la industria textil, una de las más contaminantes, es esencial para avanzar hacia la sostenibilidad. En la sala contigua, Bárbara Fluxá reflexiona sobre las diásporas vegetales del Valle de La Oratava conectándolas con los movimientos migratorios humanos a través de composiciones vibrantes que, aunque deslumbran a primera vista, esconden una triste realidad. Las plantas ruderales tienen un carácter restaurador y pueden ser fuente de recursos útiles para el cultivo, pero su proliferación ocurre únicamente en lugares alterados por la acción humana, allí donde ya no puede prosperar otro tipo de vida. Con el uso de tintas pigmentadas sobre impresión digital, Fluxá construye composiciones que nos enfrentan a una reflexión crítica: nuestra constante necesidad de producción y consumo deja paisajes naturales devastados a su paso.
Sin embargo, las artistas no buscan que quedemos atrapados en la culpa por el daño causado, sino que nos recuerdan que los humanos también somos capaces de generar belleza y cambio, como lo hacen ellas a través del arte. Por este motivo, Fluxá recurre al atractivo estético para recordarnos que lo que realmente puede transformar el mundo es la forma en que lo miramos.
Diásporas vegetales, impresión digital de Bárbara Fluxá
Por este motivo, Elena Lavallés y Olalla Gómez nos presentan Kosmos en el camino y Ensayo de horizonte común. En ambas obras, al igual que en Diásporas vegetales, la mirada desempeña un papel central. Lavallés la emplea para crear fotograbados del árbol conocido como la “perera campanillera”, introducido a principios del siglo XX por un párroco en la localidad de Barbenuta. Este agente externo transformó de forma significativa y positiva el tejido social de la comunidad. Estas imágenes no solo documentan el impacto del cambio, sino que también evocan su potencial transformador. Por su parte, Gómez, nos invita a reflexionar sobre cómo, a través de la mirada, podemos comprender que la diferencia no es lo contrario a la igualdad. Su pieza se presenta como un laboratorio de probetas con tierra de 87 países que trazan una línea: un único horizonte común construido desde la diferencia. Con un display tan sencillo, la artista transmite su mensaje con contundencia: la realidad no puede ser fragmentada ni encasillada en categorías arbitrarias que separen a las personas según su origen, creencia, raza o color de piel. Desde la distancia, todo se une en un horizonte que no discrimina ni clasifica, sino que simplemente es.
Por su parte, Cristina Garrido, en Venecia desde Londres-Londres desde Venecia, también juega con la idea de la mirada contraponiendo dos postales de paisajes realizados por Canaletto y Turner, invitándonos a pensar en la manera en que nuestro lugar de origen moldea nuestra percepción del mundo, del mismo modo que estos artistas representaron la ciudad del otro, incorporando elementos de sus respectivos hogares: Venecia y Londres. Este planteamiento resuena con Cortegè de Chugani. Ambas obras dialogan sobre cómo las construcciones lingüísticas, culturales y territoriales afectan a nuestra manera de entender la vida. Ante lo cual surge una pregunta: ¿es posible trascender estas barreras para acceder a una realidad común? Lo que intentan transmitir estas obras es que el impacto de la realidad es, en esencia, el mismo para cualquier sujeto. Más allá de nuestros orígenes, ideologías o creencias, la experiencia del dolor, la desigualdad y la injusticia, así como de la sorpresa y el asombro por la belleza, es igual para todos. Son precisamente estas experiencias compartidas las que nos pueden ayudar a entender al otro y transformar nuestra forma de coexistir.
Fotografía de Constanza de Haro: detalle de Ensayo de horizonte común, obra de Olalla Gómez
En Rutas Relaciones una cosa queda clara: aunque el arte no transforma directamente nuestro entorno, sí influye en cómo lo percibimos y nos relacionamos con él. Las piezas de esta exposición pueden tener un impacto mayor o menor en cada visitante, y algunas logran transmitir su mensaje con más éxito que otras. Aun así, el resultado global es un ejercicio colectivo encomiable que establece vínculos entre cultura, sociedad y naturaleza a través del ecosistema del arte. En esta ocasión, la galería Lucía Mendoza nos ofrece una mirada más humana y nos recuerda que, ante los grandes desafíos de nuestro tiempo, siempre existen rutas alternativas para un futuro más esperanzador.
Las dos primeras imágenes han sido cedidas por la galería Lucía Mendoza.
Constanza de Haro López. Madrid, 8 de enero de 2025.
Elena Lavallés se llama Elena Lavellés. Ya te lo dije en la galería. Los guiones largos o rayas deben ir separados de la palabra que les antecede y pegados a la que les precede. Resulta ingrato reseñar una exposición pieza por pieza y artista por artista. Es preferible hablar del conjunto, haciendo incisos en las obras concretas.
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