'CHAOS' de Stevie Dix, una obra honesta pero anticuada, ahogada por el discurso de su galería


Stevie Dix, CHAOS. 

Galería carlier | gebauer. Calle de José Marañón, 4. Madrid. 

Del 31 de octubre al 21 de diciembre de 2024. 


...


Durante el otoño de 2024, la galería carlier | gebauer –con sedes en Berlín y Madrid– concede una exposición individual a la joven artista belga, Stevie Dix (Genk, 1990). Tras dos primeras muestras en solitario en España junto a la galería L21 en 2021 y 2023, CHAOS es la primera exposición de la artista en la capital española. Esta exhibición recoge el trabajo más reciente realizado por Dix, una selección de obras realizadas en 2024 y que pretenden capturar –tal y como lo explica la galería– «las complejidades de la identidad personal mientras se adentran en los vastos misterios del universo, invitando a la reflexión sobre la delicada interacción entre lo conocido y lo desconocido». Desde estas primeras líneas de la nota de prensa publicada por la galería, percibimos ya una cierta voluntad de construir una pretenciosa narrativa para explicar las pinturas de Dix, como si estas fueran vectores de reflexiones existencialistas que invitarían al espectador a cuestionarse sobre su propio lugar en el universo… 

Por otro lado, la galería proporciona una interesante entrevista audiovisual realizada a Stevie Dix en la que la artista habla sobre su obra y nos explica que la temática del caos es en realidad una forma de entender su propia manera de trabajar, así como «una idea para explicar mi propio cerebro y cómo proceso información», comenta la belga. La idea del caos da pie, tal y como lo vemos, a una gran diversidad de interpretaciones; desde una aproximación más simplista –pero no menos efectiva– de un caos personal, hasta reflexiones astrofísicas y filosóficas más complejas, pero que tienden a ser entendidas de manera más superficial. En todo caso, vemos ya una fricción entre lo planteado por la artista y el discurso curatorial. ¿Cómo resolver esta contradicción? Intentando observar de manera atenta y crítica las piezas presentadas, dejando hablar a las obras, para así comprender si estas logran –o no– reflejar las pretensiones de los discursos artístico y curatorial.   

Stevie Dix, CHAOS, vista de la exposición en carlier | gebauer, Madrid, 2024. Foto © Roberto Ruiz.

El caos como proceso creativo 

Según lo entiende Stevie Dix, la idea de caos le permite transmitir su propia manera de concebir y realizar sus obras. En palabras de la artista, producir obras es «una experiencia muy personal» en la que el caos aparece como algo propio de la fase creativa y no como el resultado final de la obra, ni como la temática central de sus pinturas. Resulta muy interesante que la artista valorice su proceso creativo –supuestamente caótico– a tal punto que el nombre que se le da a esta serie, CHAOS, remite a la etapa de concepción de las obras. No obstante, Dix nos revela también que su manera de trabajar resultó ser mucho más estructurada de lo que ella creía, y eso se refleja en el resultado final de sus obras. Para ella, el caos «encarna la agitación que todos experimentamos, pero dentro de él yace el potencial para la armonía», y no podemos negar que al entrar en la galería, nos enfrentamos a una serie de obras bastante coherentes entre sí. La interpretación que la artista le da al caos –quizás un poco ingenua y algo contradictoria, pero bastante honesta– cobra sentido sin la necesidad de adentrarse en reflexiones complejas o en profundos conceptos. Es una interpretación personal que le permite dar sentido a su obra a través de su propia manera de trabajar. Y el resultado es una muestra bastante cohesiva, con obras muy diversas, pero cuyos elementos formales como la técnica y los materiales utilizados, la fragmentación en paneles, los colores y las formas representadas (elementos que veremos a continuación) conjugan un todo congruente y hasta armonioso. 


Stevie Dix, CHAOS, vista de la exposición en carlier | gebauer, Madrid, 2024. Foto © Roberto Ruiz.

Una sensibilidad (solo) por los materiales 

   Quizás podríamos considerar que uno de los mayores fallos de la práctica artística es la obsesión por crear un proyecto conceptual tan complejo, pero con un resultado final que no logra estar a la altura de lo planteado. Pues probablemente sucede lo contrario con las pinturas de Stevie Dix. La artista parece tener un enfoque bastante sencillo y honesto de su propia producción, en la que uno de los elementos centrales –y que le permite llegar a esta armonía– es el interés que tiene por los materiales utilizados. Todas sus obras son realizadas con una mezcla de óleo y cera, lo que se traduce en un cautivador juego de texturas. Así, las obras de Dix rompen con la planeidad de la pintura e incitan la percepción háptica del espectador. Sin la necesidad de tocar las obras, logramos percibir la rugosidad de la superficie de los lienzos como si la recorriéramos con la punta de los dedos.

Siguiendo con este enfoque matérico de la pintura, Dix nos muestra también su interés por romper con los formatos tradicionales, entiéndase la utilización de lienzos rectangulares. Para ello, la mayoría de sus obras se componen de paneles de diferentes tamaños que la artista ensambla utilizando marcos –muchos de ellos poligonales– que forman parte de la obra final.  Notamos en ejemplares como Astra que el marco de madera noble es un elemento fundamental de la obra, pues no sólo permite unir dos paneles, sino que concede a la pieza una forma poligonal mucho más atractiva. 

Así mismo, notamos cómo varios de los marcos de madera han sido tallados. Las diferentes texturas logradas crean diálogos formales bastante interesantes con las texturas del óleo y la cera. Este trabajo de la madera añade una sensibilidad más artesanal a las obras, creando también contrastes con otras cuyos marcos fueron realizados en aluminio y que, por su parte, evocan una estética mucho más industrial. 

Stevie Dix, Astra, 2024. Óleo y cera sobre lino belga, madera dura. 64 x 55.5 cm.

Lamentablemente, dejando un poco de lado este carácter más matérico y formal de la obra de Dix para adentrarnos en los elementos representados, nos encontramos con una parte del trabajo que resultará algo más insulsa. Figuras humanas, símbolos cósmicos, geometrías abstractas, alguna que otra flor y demás formas que difícilmente podemos categorizar dan como resultado un universo bastante heterogéneo. ¿Será este el verdadero caos de la artista? 

Sin embargo, hemos de reconocer que la paleta de colores escogida permite dar cierta coherencia visual y compositiva a la serie. La predominancia y diversidad de tonos ocres –bastante profundos y terrosos– dialogan de manera seductora con los grises azulados del carboncillo. Entre todos estos colores poco saturados, destaca la obra After forever, cuyo vibrante anaranjado en el fondo contrasta con los tonos de azul de la figura central, dinamizando así la muestra general. 


Stevie Dix, After forever, 2024. Óleo y cera sobre lino belga. Madera dura. 93 x 151 cm. 


La narrativa de un caos algo anticuado 

A pesar del buen uso de los materiales y la pertinente propuesta cromática, las obras de Stevie Dix no logran evitar tener un aspecto algo anticuado y hermético. Quizás eso venga –tal y como lo explica la galería– del uso de un lenguaje estético muy personal, en el que los símbolos y formas plasmados construyen metáforas y sentimientos muy íntimos para la artista, pero que no logran escapar de una estética más bien tribal y arcaica. Así, por más que se deje cierta libertad al espectador para desarrollar sus propias interpretaciones, nos es difícil comprender las interacciones entre ciertos elementos, como la relación entre las figuras humanas y las formas orgánicas de las atmósferas cósmicas, o como las supuestas oposiciones entre lo arcaico y lo futurista que resultan poco convincentes. Según lo intenta explicar la galería, la presencia del humano en estos universos cósmicos invitaría al espectador «a cuestionar si están explorando las profundidades de sí mismo o la inmensidad del universo, o quizás una profunda convergencia de ambos». Pero, por otro lado, la artista explica que durante su proceso creativo, ella no tiende a pensar en cómo la obra se va a ver expuesta, ni en las interacciones entre sus pinturas y el espacio o el público. Esta arriesgada elección deja mucha libertad a los galeristas para componer la exposición y para crear un discurso curatorial independiente, dando como resultado –tal y como lo estamos viendo– una grave discrepancia entre el discurso de la galería y la voluntad del artista. 

Ignorando la honestidad de la artista y su entendimiento del caos como idea para explicar su propia manera de crear, y desaprovechando la valorización del carácter matérico de las obras, la galería apuesta por una narrativa innecesariamente profunda. Según carlier | gebauer, «esta exposición explora la turbulencia emocional de la existencia humana y la teoría del caos», pero con estas pretenciosas formulaciones –así como las citadas anteriormente–, lo único que se logra es ahogar el trabajo de la artista en reflexiones superfluas y poco convincentes. Los diferentes elementos rescatables y con gran potencial de la pintura de Dix quedan relegados a un segundo plano, dejándonos con una obra anticuada, confusa y demasiado esotérica. ¡Una pena para una joven artista!



José A. Solís González

Madrid, 9 de enero de 2025


Comentarios

  1. Aunque es un poco prolija y repite un poco los argumentos, tu crítica es excelente. Discrepas de la correcta intepretación por parte de la galería de la obra de la artista, analizas esta obra en sus intenciones y en sus resultados, te detienes en el análisis material de la obra (técnica, enmarcados) y resultas muy atinado en tus observaciones. Enhorabuena. Solo una observación: la palabra "planeidad" no existe en castellano.

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